Chinameca: la hacienda donde cayó Emiliano Zapata
Te presentamos este rincón, ubicado en los alrededores de Cuautla, Morelos, donde -según la tradición-, murió traicionado y abatido por las balas el famoso "Caudillo del Sur".
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En el año de 1700 Chinameca era un rancho donde había un pequeño trapiche, propiedad de Felipe Cayetano de Cárdenas. Ciento ochenta años después este mismo sitio era conocido como Rancho Nuevo y pertenecía al municipio de Ayala, en el distrito de Morelos, hoy Cuautla.
Siete años más tarde Rancho Nuevo era un poblado de 37 habitantes, con terrenos que se habían asignado a los ex combatientes de la guerra de Intervención Francesa y de la Revolución de Tuxtepec.
El hacendado Vicente Alonso Simón, que había tenido una época de prosperidad en sus haciendas de Hospital y Calderón, en el año de 1896 comenzó a comprar enormes extensiones de terrenos en comunidades vecinas de Rancho Nuevo, en las colonias Zaragoza, Hidalgo y Juárez.
Los terrenos de lo que hoy es Chinameca fueron adquiridos por don Vicente Alonso en 1899 y fue ésta la mayor de sus propiedades, situada en una amplia zona que abarcaba Zacapalco, El Limón, Santa Rita, Santa Cruz, La Mezquitera, La Era, Nexpa, Cuaxtitlan, Pala, Los Hornos, Chimalacan, Ajuchitán, Huautla, Rancho Viejo y San José de Vázquez.
El hacendado, que en 1882 había publicado artículos sobre la siembra de la caña y su industrialización, era un hombre que poseía dotes intelectuales y que además se había casado con Julia Pagaza, hermana de otro hacendado que tenía algunos terrenos por la zona de Jojutla. El mismo año en que adquirió sus propiedades en Chinameca, don Vicente ordenó la construcción de un enorme canal para irrigar sus tierras, obra que se llevó más de cinco años.
La Hacienda de Chinameca contaba entonces con los terrenos vecinos comprados tres años antes, con más de 35 mil hectáreas de tierras quebradas, abundantes de cerros y barrancas, atravesada por el río Cuautla, y los magníficos llanos de Chinameca, Amatepec y el de Hornos. Inicialmente la idea fue levantar una hacienda de cría de ganado, pero de inmediato don Vicente se decidió por el cultivo de arroz, en vista de los buenos resultados que obtuvo. El edificio que hoy conocemos de la Hacienda de Chinameca fue mandado construir en 1906. El proyecto estuvo a cargo de León Salinas, quien venía de terminar las obras de un ramal del ferrocarril interoceánico México-Puebla.
Lo primero que hizo fue la construcción de la casa habitación y las bodegas, así como las bases para la instalación de la fábrica y la chimenea. Don León Salinas se llevó a Chinameca a un especialista en hornos y chimeneas, el fogonero Felipe Neri, oriundo de Cuernavaca.
Don León aseguraba que la comisión de trasladar las rayas de los trabajadores se la dio al mismo Emiliano Zapata, quien las traía desde Cuautla, y que a pesar de que nunca supo cómo lo hacía, jamás le faltó un solo centavo. Nunca supo qué caminos tomaba para su seguridad, pero el dinero siempre estuvo a tiempo. A finales de 1906 por el ramal de ferrocarril que iba desde Huichila hasta Chinameca llegaron las más modernas maquinarias de la época para la producción de azúcar. Instaladas rápidamente, ese año se hizo una zafra de tanteo. La primera zafra de Chinameca produjo casi media tonelada de miel y una tonelada de azúcar.
Para esta época era ya la hacienda con mayor extensión de tierra en Morelos, con sus 64,486 hectáreas, aunque de riego sólo tenía 638 y 25 de zona urbana.
Desde 1909, con la llegada de Pablo Escandón al gobierno de la entidad morelense, también hacendado y miembro del partido de los científicos, se llevó una política de opresión y consolidación del régimen hacendario. El «me vendes o le compro a tu viuda» fue una táctica corriente para despojar de sus tierras a los campesinos.
La gente de los pueblos se encontraba inerme, sus dirigentes y abogados se hallaban en la cárcel o estaban escondidos en los montes a causa de sus simpatías por Patricio Leyva, candidato que había contendido contra Escandón por el gobierno del estado.
La política de Emiliano Zapata, en 1911, era lograr la reforma agraria y no consentía en expropiar las haciendas, al grado de que dio facilidades para que haciendas como la de Chinameca terminaran su zafra, pues tenía la esperanza de que Madero hiciera justicia a los hombres del campo.
En 1912 los revolucionarios opinaban que los gastos de la guerra los debían pagar los hacendados, y le fijaron un impuesto semanal a las haciendas, enviando circulares a sus propietarios donde los amenazaban con quemar los cañales si no pagaban. Venustiano Carranza, a finales de 1918, mandó 3 mil hombres a combatir a Zapata. Las tropas sureñas, después de continuas luchas que duraron nueve años, se encontraban sin parque y desgastadas. A principios de 1919, en la ciudad de Cuautla, Pablo González, jefe de las fuerzas carrancistas, mandó combatir a Zapata urdiendo el plan de capturarlo utilizando al capitán Jesús Guajardo, uno de los militares de la División de Oriente.
Fingiendo que se afiliaba a las tropas de Zapata, Guajardo ofreció al general 20 mil cartuchos; luego de simular algunos ataques en los que murieron varios carrancistas, para convencer a Zapata, se entrevistó con él y le obsequió un caballo llamado el “As de Oros”, para luego citarlo en Chinameca.
La mañana del 10 de abril de 1919, Zapata y su escolta, todos a caballo, se situaron en un lugar llamado Piedra Encimada, desde donde veían la Hacienda de Chinameca. Era un jueves como cualquier otro. Una mujer le había dicho a Zapata que se trataba de una trampa, pero éste descendió a hablar con Guajardo, conversación que fue interrumpida a la voz de «Vienen los federales!»
Zapata ordenó a Guajardo que defendiera la hacienda y organizó varias patrullas, aunque no había señales del enemigo, por lo que dejando centinelas regresó a la hacienda; ahí Guajardo lo invitó a comer a las dos de la tarde y Zapata, montando el alazán recién regalado, entró a la hacienda acompañado sólo de diez hombres.
La guardia estaba formada para hacer honores, pero en cuanto cruzó el dintel, el clarín tocó tres veces la llamada de honor y de inmediato, a quemarropa, le vaciaron dos veces la carga. Zapata cayó para no levantarse más. En esta trampa murió también su ayudante Palacios y otros dos de sus escoltas.
Actualmente, en el antiguo portón donde se consumó este hecho se yergue una bella escultura del Caudillo del Sur. También se puede visitar lo que fue la casa habitación, las oficinas, las bodegas, la enorme chimenea al pie de la cual están los hornos, y un novedoso museo (el Nacional del Agrarismo, inaugurado en 2010 con motivo de las fiestas por el Centenario de la Revolución) que muestra importantes fotografías y documentos relacionados con la muerte del general y su lucha durante los primeros años del siglo XX.
El pueblo de Chinameca es apacible; frente a la histórica hacienda se encuentra una pequeña alameda con un bello quiosco al centro. Los lugareños, como sus antepasados, se dedican al cultivo de la caña y del maíz principalmente.
Algunos ancianos todavía recuerdan ese trágico 10 de abril de 1919, y se muestran orgullosos de la herencia que les legó el general Zapata. Después de la Revolución, durante el gobierno del doctor José G. Parres, quien había sido médico en los campamentos rebeldes, se creó la Comisión Agraria Mixta y comenzó el reparto de tierras en Morelos; al pueblo de Chinameca, el 6 de marzo de 1921 se le dieron las primeras 515 ha que fueron ratificadas como donación definitiva el 18 de octubre de 1924.
Si te decides a visitar Chinameca no dejes también de ir a la población cercana de Anenecuilco, donde se encuentra la que fuera la casa de Zapata y un bello mural alusivo a los ideales del famoso «Caudillo del Sur».
Cómo llegar a Chinameca
Saliendo de la ciudad de Cuernavaca toma la autopista núm. 138 con rumbo a Yautepec, de ahí toma la carretera estatal núm. 2 y poco antes de llegar a Tlaltizapán, desvíate por la carretera estatal núm. 9, en el km 20 se encuentra la Hacienda de Chinameca, que se distingue por su inconfundible chimenea de ladrillo con la inscripción “Tierra y Libertad”.
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