La aventura de nadar con peces vela

Al estar en el agua, no podía creer el espectáculo de colores, la velocidad con la que se desplazaban y la perfección en su técnica de cacería.

En nuestra búsqueda de nuevas aventuras subacuáticas, nos encontramos con una actividad difícil de creer “nadar con peces vela”, cuando me lo propusieron, pregunté con asombro: “¿pescar peces vela?”. “No –contestaron– nadar con ellos”. No dudé ni un minuto en planear el viaje e ir a fotografiarlos.

¿Hacia dónde?

En menos de una semana, ya me encontraba en el aeropuerto de Toluca para tomar un avión con destino a Cancún. Una vez abordo, nos invadió la duda: ¿será seguro estar a centímetros de sus afiladas espadas? Durante la cena nos la pasamos haciendo bromas de todo tipo, que si íbamos a acabar como salchichas cocteleras, o como camarones en brocheta… Así, con el buen humor que nos caracteriza en nuestras expediciones, nos fuimos a dormir deseando que amaneciera.

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En punto de las 6:00 de la mañana, desayunamos y nos dirigimos al muelle de Sólo Buceo, empresa que se especializa en este tipo de tours. Después de un buen café, nos ayudaron a subir todo el equipo a la embarcación de nombre Tritón, en la que navegamos por más de dos horas hasta llegar al punto indicado, que se encuentra al norte de Isla Mujeres. Durante el camino aproveché la oportunidad para platicar con uno de nuestros guías para saber más de esta nueva actividad, me comentó que los pescadores, que llevan años observando a los peces vela, dicen que llegan a alcanzar más de 130 kilómetros por hora, lo que los convierte en el pez mas rápido del océano y consiguiente, en cazadores supremos.

Mientras navegábamos, en el horizonte observamos una gran “pajarera” (concentración de aves que vuelan muy junto unas de otras) y alguien exclamó: ¡Ahí están! Como si tuviéramos un resorte en las piernas, brincamos para observar a los pájaros en acción, los cuales aprovechan comer las sardinas que quedan aturdidas por los espadazos que les propinan los peces vela. Mientras, comenzamos a equiparnos para entrar al agua. Los vela vienen a esta zona por la gran concentración de sardinas que se da entre los meses de enero y febrero.

Un encuentro fantástico

Brincamos y nadamos hacia la zona de la pajarera. A lo lejos, en el azul del mar, se veían siluetas de los peces pasar muy rápido. De repente, vimos un cardumen de sardinas, y en menos de un segundo, teníamos a nuestro alrededor ¡más de 60 peces vela!, cambiaban del negro al dorado y del dorado al azul, al mismo tiempo que abrían y cerraban las velas. En esta primer inmersión todo pasó tan rápido, que no nos percatamos de lo que sucedía, sin embargo, en los siguientes encuentros pudimos observar mucho más de cómo, con una inteligencia inimaginable, se organizaban para rodear y acorralar a las sardinas. Tienen una especie de comunicación, en la cual cambian de colores.

Quedamos fascinados y no queríamos salir del agua, pero ya era tarde y nos esperaba un largo camino de regreso.

¿Para quién es este tipo de tour?
Dado que esta actividad es nueva, se realiza en mar abierto y no se conoce lo suficiente de la interacción con esta especie, lo mejor es que participen personas que se sientan cómodas en el agua y que tengan alguna experiencia previa con especies grandes del mar, además de ser buenos nadadores.

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Gerardo Del Villar