Paquimé, las Casas Grandes de Chihuahua
Tenochtitlan ha caído.Los españoles en busca de tierras y oro inician su feroz acoso hacia todos los puntos cardinales.
Tenochtitlan ha caído. Los españoles en busca de tierras y oro inician su feroz acoso hacia todos los puntos cardinales, llevando consigo la destrucción del antiguo mundo indígena. La viruela, como rayo fulminante, alcanza a la población aun antes que el conquistador mismo. El rival de Cortés, Nuño de Guzmán, tras una secuela de violencia, lleva la brutalidad al máximo, destruyendo los poblados que encuentra a su paso, a todo lo largo de la costa del Pacífico, hasta alcanzar San Miguel, en Sinaloa, donde la colonización hispana se detuvo. Vendrían después Cabeza de Vaca, fray Marcos de Niza y luego Coronado, quien siguiendo la ruta indígena costera llegaría a la mítica Cíbola (los poblados zuñi, en el hoy suroeste de los EUA) y Quivira, todavía más adelante. No sería sino hasta 1565 que el joven Francisco de Ibarra lograría atravesar la Sierra Madre desde Sonora, para encontrarse con la magnífica ciudad de Paquimé. Azorado, el cronista de aquella expedición escribía: «esta gran ciudad… contiene edificios que parecen haber sido construidos por los antiguos romanos. Es impresionante verlos. Hay muchas casas de gran tamaño, fortaleza y altura… Tienen seis y siete pisos, con torres y muros como fortalezas para protección y defensa contra los enemigos…las casas contienen grandes y magníficos patios…»
Paquimé, como la conocían los indígenas, o Casas Grandes, como luego la llamarían los españoles, capital de un extenso señorío, es en realidad impresionante, especialmente ahora que ha sido parcialmente excavada. A lo lejos parece un enorme laberinto de anchos muros, todos ellos de tierra apisonada,que limitan unidades habitacionales con sus patios, columnatas y cuartos intercomunicados que alcanzan todavía tres o cuatro pisos de altura. Las columnas de madera que sostenían aquellos techos de vigas y pisos de tierra desaparecieron, pero ha quedado su impronta y hoy podemos ver cómo debió ser construido aquel enjambre de cuartos y apartamentos. Conocemos también el uso de aquellos cuartos: no solamente se vivía en ellos, sino que servían de talleres donde se tallaba la turquesa y la concha; en unos se fabricaban metates; en otros más se llevaban a cabo ritos religiosos y funerarios. En algunos patios se criaban guacamayas traídas de las zonas tropicales.
Todas estas unidades se surtían de agua potable que llegaba por canales desde grandes aljibes, a su vez alimentados por una acequia que provenía de un manantial lejano. Los patios contaban con un sistema de drenaje que llevaba el agua de lluvia hacia las zonas más bajas.
Alrededor de estas unidades se construyeron edificios civiles y rituales, algunos en forma de cono truncado, dos juegos de pelota similares a los de las regiones del sur de México, y enormes hornos que servían para cocinar el agave y producir mezcal.
Una sección plana entre las unidades habitacionales y estas unidades civiles, ha sido reconocida como un mercado, donde debieron llevarse a cabo todo tipo de transacciones.
Sabemos que Paquimé fue un centro muy importante de intercambio comercial. Surtía la turquesa -procedente de minas norteñas- hasta el centro y sur de México, y la concha traída por toneladas desde las costas de Sonora, Sinaloa y la Baja California; asimismo, las guacamayas y sus plumas eran redistribuidas por toda la región. Su extraordinaria cerámica policroma fue igualmente utilizada como bien de intercambio. Si bien Paquimé pertenece a una antigua tradición de agricultores cuyos núcleos se encuentran en el hoy suroeste de Estados Unidos -que más bien fue nuestro noroeste desde tiempos prehispánicos, coloniales y mexicanos-, ciertos hallazgos, como los juegos de pelota, cascabeles de cobre y algunas representaciones de dioses y de su parafernalia, ciertamente verifican la presencia de comerciantes-nobles de los estados sureños mesoamericanos. Quizás el aspecto más importante de Paquimé, situada en una región bastante árida, fue la construcción de enormes obras llevadas a cabo en las laderas de la sierra que impedían la erosión y que llevaban el agua a los terrenos de cultivo, que a su vez mantenían a esta progresista comunidad.
Paquimé alcanzó su auge entre los años 1200 y 1400 dC, pero después de unos 50 años de deterioro fue destruida y vandalizada por ignorados enemigos. Muchos de sus habitantes murieron aplastados bajo los techos de sus residencias y la región no fue habitada por gente agricultora hasta los tiempos de la colonización española en el siglo XVII. Fuente</b>: Tips de Aeroméxico No. 12 Chihuahua / verano 1999
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