Plaza de Romita - México Desconocido
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Arte y Artesanías

Plaza de Romita

Plaza de Romita fifu

Le ofrecemos a partir de este número una serie de sitios diferentes y poco frecuentados por la mayoría de los capitalinos, cuyo recorrido —acompañado por la familia o los amigos— le hará disfrutar y conocer esos rinconcitos de la ciudad en forma breve y amena.

El crecimiento implacable de la ciudad de México a lo largo del siglo XX hizo desaparecer, casi, los numerosos escenarios de tipo campirano o rural que la rodeaban en sus inicios, arrasados después por la enorme mancha de asfalto, concreto y vidrio en que se ha convertido esta urbe. Por fortuna, aún podemos sentir o evocar ese ambiente provinciano en algunos rinconcitos que han sobrevivido al paso de los siglos, conservando a toda costa sus características singulares. Tal es el caso de la Plaza de Romita.

¿Dónde?

A una cuadra del Eje Cuauhtémoc (por la calle Real de Romita, pasando la de Puebla) y a tres cuadras de la avenida Chapultepec (calle de Guaymas), se localiza esta pequeña plaza adoquinada, acompañada de árboles frondosos y una sencilla fuente circular al centro. Al entrar en ella quedará fascinado por el ambiente de paz y tranquilidad que se respira ahí, como si llegara al centro de un pueblito, y se preguntará ¿cómo puede existir un lugar así a pocos metros de ese par de avenidas ruidosas y congestionadas por el tráfico?

Breviario

Sentado en una de sus bancas, echará a volar la imaginación al saber que este lugar era un islote muy cercano a Tenochtitlan, y corazón del pueblo prehispánico de Aztacalco vocablo náhuatl que significa “en la casa de las garzas”. Cuenta la tradición que en tiempos de la colonia, los ladrones de Tepito eran ahorcados aquí en uno de los cuatro enormes ahuehuetes que tenía entonces, evento que después se convertiría en una celebración popular a fines del siglo XIX y principios del XX, donde sus pobladores representaban con gran estruendo y algarabía —a manera de farsa— tal acontecimiento que resultaba muy atractivo para la ciudad.

El nombre de Romita se debe a que uno de los caminos más cercanos al pueblo, el de Chapultepec, se parecía por su gran arbolado a otro similar en la ciudad de Roma, Italia, y por asociación le pusieron así, mote que aparece en documentos del Ayuntamiento desde 1752. De forma parecida, al expandirse nuestra ciudad y trazarse en los potreros de Romita un fraccionamiento habitacional (1903), éste tomó por nombre colonia Roma. Más adelante, Romita sirvió de escenario para algunas tomas de la destacada película Los Olvidados, de Luis Buñuel. Cabe mencionar también que su principal comercio de tradición es la famosa pulquería La Hija de los Apaches, situada en avenida Cuauhtémoc 39.

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¿Qué ver?

Alrededor de la plaza verá algunas construcciones antiguas de un sólo nivel y tabique aparente, que le aportan un toque nostálgico; y uno que otro edificio de varios pisos construidos a mitad del siglo pasado. El más importante es su pequeño templo con una torre, edificado en los albores del siglo XVII; en un principio se le llamó Santa María de la Natividad Aztacalco, después, de San Cristóbal, del Verbo Encarnado y por último de San Francisco Xavier. Bien vale la pena entrar y convivir con los pobladores del rumbo, y admirar el crucifijo del altar mayor, del cual se dice fue elaborado en el siglo XVI y corresponde a uno de los cinco que envió el rey de España a estas tierras. El santo más venerado es San Judas Tadeo y casi frente a él se puede ver al Señor del Buen Ahorcado, al cual se encomendaban los indígenas antes de morir en la horca.

Los pobladores de Romita se mostraron muy reacios a que sus terrenos fueran modificados por el trazo de las calles de la Roma; le invitamos a caminar detrás del templo y recorrer los únicos callejones que se salvaron, en cuyos muros los artistas actuales del antiguo pueblo exhiben su talento en vistosas pinturas.

Leyendas

En Romita no pueden faltar éstas, como aquella surgida en los años cuarenta del siglo pasado en la que sus habitantes afirman que un bulto blanco de forma humana se desprendía de los viejos árboles y tomaba asiento junto a cualquier parroquiano que comía algunas fritangas en la plaza, provocándole un frío de miedo. El protagonista de la novela Las batallas en el desierto, escrita por José Emilio Pacheco, nos habla del gran robachicos de Romita, y del miedo que sentía al pasar por ese lugar.

¿Qué comprar?

Al final de este pequeño paseo, le recomendamos salir por el callejón de San Cristóbal y tomar Morelia, calle que llega hasta la avenida Álvaro Obregón, donde podrá caminar por su amplio camellón mientras va “chachareando” en los diversos puestos de pinturas, libros, muebles antiguos y discos compactos, entre otros artículos, que se ofrecen al público sábados y domingos en medio de un ambiente muy especial.

autor Conoce México, sus tradiciones y costumbres, pueblos mágicos, zonas arqueológicas, playas y hasta la comida mexicana.
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