Álamos, la ciudad de los portales
Álamos, extraordinaria y bella ciudad localizada a sólo unos cuantos kilómetros de Navojoa, nació como centro urbano de un emporio minero durante el siglo XVII y pronto se convirtió en una esplendente villa de magnífica arquitectura.
Por varios años Álamos conservó su trazo original y gran parte de sus mansiones se mantuvieron inalteradas. Más adelante, durante mucho tiempo permaneció en el abandono, para revivir repentinamente cuando sus casas remozadas y sus modernos moradores fueron dándole nueva vida, y fue así que se engalanaron los patios y los portales; recobraron su viejo encanto los balcones, las ventanas, las rejas andaluzas y las medias lunas que cierran la parte alta de los zahuanes; el diminuto polvo se retiró de puertas y muros, donde ahora se recuestan despreocupadas y luminosas las bugambilias de color magenta, rojo y naranja.
Aproximadamente 300 años después de su fundación, el antiguo mineral recobró su viejo aliento, y hoy el visitante puede encontrar la bella plaza de armas protegida por esbeltas palmeras que rodean el kiosco de estilo morisco, labrado en Mazatlán para ser instalado aquí en 1904. Destaca al frente de la plaza la iglesia de Nuestra Señora de la Concepción, que reemplazó a la misión de los jesuitas destruida por una revuelta en 1772.
En un costado de la misma plaza se localiza el Museo Costumbrista de Sonora, que ha dedicado una de sus salsa al famoso tenor Alfonso Ortiz Tirado, hijo predilecto de Álamos. Seguramente no podrá pasar inadvertido el Palacio Municipal, imponente estructura de ladrillo y piedra cuyo diseño es un deleite para la vista. Bien se puede aquí hacer un alto, para continuar después el recorrido por las empedradas y adoquinadas calles de Álamos y admirar las antiguas casonas, que dejan ver el buen gusto de sus antiguos moradores y la cuidadosa pericia de los hombres que las remozaron. Por si todo esto fuera poco, la gente de Atamos es sumamente hospitalaria, al grado de que los vecinos abren las puertas de sus casas para que los visitantes casuales puedan ver la distribución interior y el decorado, con muebles de época, que muchas de ellas todavía conservan.
La fiesta mayor de Alamos está dedicada a la semana cultural en homenaje del doctor Alfonso Ortiz Tirado; mucha gente de Sonora, del país y del extranjero se ven atraídas por sus callejoneadas y sus tertulias, que en medio de aquel singular escenario resultan sumamente evocadoras de otros tiempos. La ciudad cuenta con todos los servicios, e incluso algunas de las mejores residencias han sido acondicionadas como hoteles, cuyo principal atractivo, para muchos, es el añejo sabor que conservan y la regia comida que se sirve en sus restaurantes. Además del encanto natural de la ciudad, es posible disfrutar de actividades como la caza, las caminatas ecológicas, la pesca y los paseos a caballo. También es interesante asistir a las veladas culturales que organizan artistas y profesionales de la ciudad, quienes han convertido algunas de sus casas en verdaderas galerías de arte.
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