Brillo renovado de Mazatlán
Volver a Mazatlán después de muchos años confirmó sólo una parte de un difuso recuerdo infantil que evocaba playas extensas, un puerto impresionante y, sobre todo, la maravilla del mar y de un lugar inolvidable. Ha cambiado mucho desde entonces y el cambio sin duda ha sido para bien.
Sigue siendo la hermosa «perla del Pacífico» y, más que eso, parece haber renovado su brillo de antaño, poniéndose al día con actividades nuevas y opciones turísticas, sin perder sus tradiciones, su carácter único y muy mexicano, que siempre es un deleite.
Playas extensas donde divertirse
De arena suave, la longitud de sus playas las hacen inconfundibles, pues ofrecen puestas de sol inolvidables. Playa Sabalo es famosa por el espectáculo solar y sus reflejos en el agua. Pero todas, Las Gaviotas, Playa Norte, Venados, Los Pinos y Olas Altas ofrecen días enteros de diversión para todos los gustos. Desde la tranquilidad del descanso en la arena, disfrutar de bebidas refrescantes y de broncearse, hasta los deportes acuáticos para gustos diversos: surf, windsurf, paseos en kayak, entre otros.
Un evento muy recomendable que ocurre en estas playas es el concurso de esculturas de arena, que encierra la belleza del arte y de lo efímero. Aunque comenzó apenas hace unos años, pareciera haber estado siempre allí y si el visitante no está ahí en las fechas del concurso, que suele ser febrero, en otros meses pueden encontrarse a algunas personas practicando.
La pesca deportiva se ha convertido en una de las actividades más importantes, mientras que el buceo es una opción para admirar a las especies marinas. En la parte sur de la extensa Playa Norte se encuentran peces de colores, mientras que en Tres Islas también pueden observarse viejos navíos.
Si estar algunos metros bajo el agua no es su medio favorito, el acuario del puerto es uno de los más grandes y mejor conservados del país, con documentación, una enorme variedad de especies y hasta un hospital para peces que serán devueltos a su hábitat natural.
Ecoturismo
Los nuevos intereses han llevado a los sinaloenses a ofrecer a sus visitantes un contacto más cercano con la naturaleza. Desde rutas para bicicleta de montaña en los alrededores del puerto y en lugares como el Cerro del Crestón, hasta caminatas en lugares cercanos en Tres Islas y el Rancho del Venado, en donde hay caminos de hasta dos horas y al transitarlos se pueden ver las especies oriundas de la zona: el mítico venado de cola blanca, que se esconde al escuchar el sonido más tenue, hermosas aves, algunas de ellas migratorias, insectos, iguanas y muchos animales más que han hecho de estos lugares zonas protegidas por su riqueza natural.
Además de la observación de la naturaleza con el propósito de conocer y participar de su conservación, hay algunos espacios en la ciudad en donde se promueve la caza en ranchos cinegéticos cercanos, una actividad popular de la región que está regulada.
Una ciudad con encanto
Como uno de los puertos más importantes y antiguos del Pacífico mexicano, Mazatlán tiene lugares muy especiales con inconfundible sabor norteño y arquitectura del siglo XIX. La basílica de la Inmaculada Concepción es una de ellas. Catedral de la ciudad, de noche su iluminación la convierte en un espectáculo que no hay que dejar de ver. Las plazuelas de la República y Machado muestran el encanto y la pátina del tiempo. En una de las casonas, la «casona del quelite», se encuentra una variedad de artesanías locales, que incluyen caracoles y conchas marinas, un buen recuerdo de una visita al puerto.
El Centro Histórico ha sido renovado y restaurado. Ahora es un espacio que ofrece actividades culturales y opciones para sus habitantes y para quienes visitan el puerto: el museo de arte, conciertos, exposiciones, teatro, son sólo algunas de ellas. Además, en tiempos más recientes, el Festival Cultural de Mazatlán y el Festival de las Artes del estado de Sinaloa atraen cada vez más a artistas de renombre y a visitantes interesados en la cultura.
Turismo al alza
Al lado del encanto del centro histórico se encuentra también el desarrollo hotelero de la Zona Dorada, con posibilidad de hacer compras y disfrutar de la modernidad al lado del océano. En esta zona de la ciudad la vida nocturna, con bares y lugares para bailar, atrae ahora a muchos jóvenes en búsqueda de diversión.
Y para el descanso completo también ofrece ahora relajamiento y tratamientos en spas exclusivos para sus visitantes. Después de días de sol y paseos, y noches de fiesta, relajarse con aromaterapia, yoga junto al mar, masajes y baños de lodo, no están de más.
La vista espectacular del puerto y del océano merece también una visita al Mirador o el Cerro del Crestón, con uno de los faros más altos de América Latina, y si le gusta admirar o disfrutar de los barcos, en las dos marinas del puerto pueden verse los cruceros que ahí llegan, barcos pesqueros y otras embarcaciones.
Deleitarse con los platillos mazatlecos es otra de las actividades obligadas. Ningún visitante puede irse sin haber probado un buen plato de camarones o el famoso pescado zarandeado, y también de la región aunque no del mar, un buen pozole, menudo o tostadas siempre caen bien para el antojo.
Misterios antiguos
Los petroglifos de la zona de Las Piedras Labradas son uno de esos misterios que causan fascinación a quien los mira. Portadoras de formas de escritura y de representación muy anteriores a las nuestras y de gran belleza, las piedras aún se encuentran a la orilla del mar en la Playa Venados y se piensa que fueron grabadas hace más de 1,500 años. Sus significados aún están en proceso de estudio. Muchas de estas piedras pueden admirarse en el Museo de Antropología.
Tradiciones vivas
Aunque no una novedad, la atracción que ha ejercido el carnaval sobre los turistas lo ha convertido en un evento cada vez de mayor importancia. Actualmente es uno de los más reconocidos de América Latina. Durante la época del carnaval, bailar en las calles de la ciudad vieja al ritmo de los tambores se convierte en una diversión que no termina con el amanecer que, por el contrario, marca su continuación. Desfiles, conciertos, juegos pirotécnicos, la callejonada, la elección y desfile de la reina del carnaval, premiación de literatura (poesía y cuento) y de pintura, baile y reina infantil, muestras gastronómicas, hacen de esta fiesta un atractivo que se remonta al siglo XIX, cuando vio sus primeras ediciones. Aunque en esta época es necesario reservar con anticipación para encontrar un buen lugar en el puerto, vale la pena hacer el esfuerzo.
Todas estas y muchas más sorpresas esconde el mítico puerto de Mazatlán. Una sola visita dejó las puertas abiertas a muchas posibilidades, o por lo menos las ganas, de uno o varios regresos para intentar disfrutarlas al máximo.
Con una mezcla atinada de pasado y presente, la segunda visita a este puerto no hizo más que confirmar que la alegría de aquel recuerdo infantil era indeleble y había muchas razones para seguir visitándolo.
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