Catedral de Porta Coeli: la joya greco-melquita del Centro Histórico de la CDMX
El Centro Histórico no deja de asombrarnos con sus secretos mejor guardados. Uno de ellos es la bellísima Catedral de Porta Coeli, un templo greco-melquita que nos acerca al cristianismo de Oriente.
Es una idea generalizada suponer que la religiosidad de México se reduce al catolicismo, de forma monolítica. Sin embargo, no solo dentro de esta comunión hay una enorme cantidad de ramas. Otras religiones y otros credos cristianos conviven en el país de forma armoniosa, gracias a la libertad de cultos. En el Centro Histórico de la Ciudad de México, hay un sin fin de tesoros y secretos bien guardados. Uno de ellos precisamente, es una elocuente muestra de la diversidad religiosa. Se trata de la Catedral de Porta Coeli, una auténtica joya de la iglesia greco-melquita.
Historia de Porta Coeli
La Catedral de Porta Coeli está ubicada en el número 107 de la calle Venustiano Carranza, en el Centro Histórico de la Ciudad de México. Los frailes dominicos fueron los que ordenaron construir el edificio. Compraron el predio en 1603, a fin de erigir un colegio de su orden. El 22 de mayo de 1711, se le dio el nombre de Porta Coeli («Puerta Celestial» o «Puerta del Cielo» en latín). Allí estudiaron renombrados personajes, como fray Servando Teresa de Mier.
Posteriormente, ya en el siglo XIX durante el periodo de la Guerra de Reforma, el colegio fue expropiado, fragmentado y vendido. El espacio del templo fue transformado en un archivo del gobierno.
La Catedral de Porta Coeli
La presencia melquita en México, data de finales del siglo XIX. Los católicos greco-melquitas pertenecen a una iglesia de rito bizantino de Medio Oriente, que se separó del catolicismo romano durante el gran cisma del año 1054. Volvió a comulgar con Roma hasta 1724. Esta comunidad llegó al país con los inmigrantes llegados desde Líbano, Siria, Jordania y Egipto. Los melquitas no tuvieron ni templo ni sacerdote hasta la década de los años veinte. Esto se debió en parte, a que el gobierno mexicano controlaba y regulaba estrictamente todas las congregaciones religiosas y sus propiedades.
De esta manera, no fue hasta el año de 1952 que esta comunidad religiosa en el pais, fue reconocida por el papa en turno. Es por ello que se le concedió el antiguo archivo. El edificio se habilitó al culto y se entregó a los melquitas. Sólo el Arzobispado de México, con la aprobación de la Santa Sede y la del Patriarca de Antioquía, puede designar a sus sacerdotes.
La inauguración del recinto religioso tuvo lugar en 1952. El papa Paulo VI dio su aprobación. El archimandrita Philemon Chami, y la comunidad greco-melquita tuvieron la difícil tarea de restaurarlo.
Los mosaicos bizantinos y el Señor del Veneno.
La Catedral de Porta Coeli tiene una fachada neoclásica. Se destaca sobre todo por sus imponentes murales, hechos con mosaicos coloridos, al más puro estilo bizantino. Estos ocho paneles están inspirados en algunas escenas de los Evangelios, como el momento en que Jesús fue envuelto en la Sábana Santa, rodeado de María y otras mujeres piadosas. Después se observa la dormición de la Virgen. También fueron representadas la Anunciación, la Natividad, el Pentecostés, la Madre de la luz y la Divina Providencia.
Hay que mencionar que el templo fue el hogar del famoso Señor del Veneno, que ahora se venera en la Catedral Metropolitana. Durante el siglo XVIII, de acuerdo a la leyenda, esta milagrosa imagen salvó la vida de un hombre al que querían envenenar. En 1935, la efigie fue trasladada a su actual recinto. En Porta Coeli se conserva una réplica exacta de ella.
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