Cobijas de lana, la artesanía abrigadora para los días lluviosos
Las cobijas de lana son un reflejo de las tradiciones de nuestro país que permanecen vigentes desde épocas ancestrales.
Las cobijas de lana se volvieron un clásico de los hogares mexicanos sobre todo en las época de lluvias y de frío. Estos textiles reflejan rica herencia del tejido desde las prácticas prehispánicas hasta la influencia de la colonización española.
El uso de estas cobijas ha acompañado a muchos de nosotros en diferentes momentos: cuando vamos a acampar, al visitar la casa de nuestras madres y abuelas, así como al momento de abrigarnos en un fría noche de invierno. Así que conozcamos un poco más sobre su fabricación.
Tejiendo historias: las cobijas de lana
La lana es uno de los materiales textiles que más se usan cuando se trata de protegernos del frío. Podemos usar desde suéteres, bufandas, gorros, o cobijas.
En el caso de las cobijas de lana podemos encontrar una infinita variedad de diseños que reflejan ciertos aspectos culturales de diversas regiones del país. Cada sitio aporta su toque distintivo en cuanto a colores, acabados, dibujos y tramas. Ya sea que vengan de Toluca, Oaxaca, Guerrero o de la periferia de la Ciudad de México.
El telar prehispánico
Históricamente, los pueblos prehispánicos valoraban enormemente los telares de cintura, herramientas sagradas que les permitían crear desde vestidos hasta mantas y cobijas. La habilidad para tejer era una destreza muy apreciada, transmitida principalmente por las mujeres a través de generaciones. Tradiciones que aún se conservan en diversas comunidades indígenas.
Los materiales utilizados incluían fibras vegetales como el algodón, el ixtle y el henequén, y el proceso de tejido estaba rodeado de rituales y ceremonias que subrayaban su importancia en la vida cotidiana de dichas comunidades.
Sin embargo, la llegada de los españoles en el siglo XVI trajo consigo las primeras ovejas y telares de mayor tamaño, lo que marcó el inicio de una nueva era en la producción textil en México.
Los nuevos colonizadores, reconociendo la habilidad de los indígenas en el arte de tejer, fomentaron la creación de cobijas de lana pura y combinada.
Es por ello que durante la época colonial, los principales centros de producción de lana se establecieron en Puebla, Querétaro, Texcoco, Tlaxcala, Coyoacán y San Ángel.
Estas fábricas textiles, desempeñaron un papel crucial al extender la producción de cobijas de lana a otras regiones del país como Nuevo León, Jalisco, Michoacán y Guanajuato. Por lo que su elaboración abarca gran parte del territorio mexicano.
Con el tiempo, la fabricación de cobijas de lana se expandió por toda la República, adquiriendo mayor presencia en el hogar mexicano.
Hoy en día, las cobijas de lana virgen siguen siendo una parte fundamental de la vida en México. Cada una de ellas cuenta una historia a través de sus patrones y colores, que reflejan la rica herencia cultural y la habilidad artesanal que caracteriza a nuestro país.
