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Cuando Santa Anna y la clase política perdieron medio México

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© Wikipedia

Es innegable que Antonio López de Santa Anna y la clase política perdieron medio México frente a los Estados Unidos, en la guerra librada entre 1846 y 1847. Y aunque el infame general suele recibir toda la culpa, lo cierto es que tanto militares como dirigentes civiles fueron responsables de aquél hecho.

Uno de los momentos más cruciales de la historia de nuestro país fue la guerra librada contra Estados Unidos entre 1846 y 1847. En aquél conflicto, se intentó defender la integridad territorial de la República frente al ansia expansionista del vecino del norte. Lejos de mitos y leyendas, lo cierto es que Antonio López de Santa Anna y la clase política fueron responsables de que se perdiera medio México. Y aunque en la cultura popular suele achacarse toda la culpa al infame general, no cabe duda que tanto los militares y las autoridades civiles tuvieron mucho que ver en ello, además de otros factores históricos.

Mapa que muestra los territorios perdidos antes Estados Unidos. © Portal Académico CCH.

Santa Anna y su exilio en Cuba

A pesar de su fracaso al intentar retener Texas como parte de la República Mexicana en 1835, Antonio López de Santa Anna se mantuvo en el poder. Tanto en 1839, 1840 y 1844, logró ser reelecto como presidente. En ese sentido, era al más exitoso caudillo militar de su época. Y es que prácticamente todos los generales del ejército mexicano, tenían la misma actitud y ambiciones.

Sin embargo, al surgir la cuestión de la anexión de Texas a Estados Unidos en 1844, decidió retirarse del gobierno y la vida política. Sabía que la opinión pública lo culparía de este suceso. Para ello tomó de pretexto la muerte de su esposa en agosto de aquél año. Sin embargo, al contraer nuevas nupcias tan solo cuarenta días después del fallecimiento de su primera cónyuge, se desató el escándalo. Fue tal el revuelo, que se vio obligado a exiliarse a la ciudad de La Habana, la capital de Cuba.

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Tras iniciar la guerra entre México y Estados Unidos en mayo de 1846, fue convocado por el gobierno para comandar a las fuerzas armadas. Para ello, debió atravesar el bloqueo que mantenía la marina norteamericana sobre las costas de la República. Santa Anna se entrevistó con el general estadounidense Winfield Scott, a quién prometió negociar la rendición mexicana y la entrega de los territorios invadidos. Sin embargo, esto solo fue una artimaña del veracruzano para lograr llegar al frente de batalla, ya que a pesar de todo, tenía un evidente espíritu patriótico. De este hecho, surgiría el mito de que Antonio López de Santa Anna traicionó a México, entregó sus territorios y por ello se dejó vencer por el enemigo.

Retrato de Santa Anna hacia 1850, pocos años después de la pérdida de la mitad del territorio. © INEHRM.

La clase política

Por otro lado, el gobierno mexicano y la clase política estaban inmersos en interminables querellas. El conflicto entre federalistas y centralistas era total y atravesaba diversos los sectores de la sociedad. Después del inicio de la guerra contra Estados Unidos en 1846, del avance por el norte del país del ejército invasor y la inminente llegada de la segunda fuerza norteamericana a Veracruz en 1847, el presidente Valentín Gómez Farías, un radical federalista liberal, tomó una medida de emergencia. Expidió leyes que despojaban de sus bienes al clero. Esto originó el malestar de las clases acomodadas.

Cuando ya era obvio que el segundo ejército estadounidense arribaría a costas veracruzanas, Gómez Farías ordenó movilizarse allí a la Guardia Nacional. Sin embargo, los batallones de este cuerpo armado se sublevaron el 11 de enero de 1847, exigiendo que se devolviera lo confiscado a la iglesia católica, la destitución del presidente y el nombramiento de Antonio López de Santa Anna como general en jefe. La capital del país se volvió un campo de batalla entre mexicanos. A dicho suceso se le conoció como «la rebelión de los Polkos» (ya que se decía que estos militares gustaban de bailar polka). Gómez Farías terminó siendo destituido por el congreso. Santa Anna fue nombrado presidente de la República, pero renunció para volver al campo de batalla, dejando en su lugar al general Pedro María Anaya.

El presidente Valentín Gómez Farías tuvo que enfrentar «la rebelión de los Polkos» a inicios de 1847. © AGN.

Santa Anna y la clase política perdieron medio México

Una de las virtudes de Antonio López de Santa Anna era su valor. Dicha aptitud la atestiguó un joven Guillermo Prieto y dejó constancia de ello en su crónica sobre la guerra. Y es que Prieto no era precisamente afín al general, pero reconoció su arrojo en el campo de batalla. Sin embargo, Santa Anna realmente nunca fue un buen estratega. Sus extrañas tácticas hicieron que perdiera combates que ya tenía ganados. El más doloroso ejemplo de ello fue la batalla de la Angostura, acaecida los días 22 y 23 de febrero de 1847. Las fuerzas nacionales habían logrado doblegar prácticamente a los estadounidenses, pero durante la noche, el nacido en Xalapa simplemente decidió que ya había ganado y ordenó la retirada. Obsequió, inexplicablemente, el triunfo a los invasores.

Panorámica de la batalla de la Angostura hecha por Carl Nebel. © Wikipedia.

Por otro lado, las rivalidades y conflictos internos entre los generales mexicanos era terrible. Constantemente compitieron entre sí durante la guerra, llegando al punto de negarse ayuda con tal de perjudicarse. Otra vez, un ejemplo de esta terrible situación fue cuando Santa Anna decidió no auxiliar al general Gabriel Valencia durante la batalla de Padierna, dejando que éste fuera diezmado por los estadounidenses. Valencia no solo había desobedecido sus órdenes más temprano aquella jornada, sino también era el principal rival político del comandante veracruzano, ya que gozaba de gran popularidad.

Por su parte, tanto federalistas como centralistas continuaron su interminable pelea por el poder. Y es que aunque se había logrado superar la rebelión polka, los conflictos de la clase política fueron tan intensos que entorpecieron medidas que hubieran podido ayudar al ejército mexicano.

Gabriel Valencia, general mexicano y rival político de Santa Anna. © Arlington Library. The University of Texas.

Otros factores

Tras revisar lo anterior, resulta evidente que no es exagerado decir que Santa Anna y la clase política perdieron medio México. La discordia entre los grupos de poder en el país fue la principal razón de la derrota frente a Estados Unidos. Sin embargo, hubieron otros factores que influyeron en ello.

«La rebelión de los Polkos» es un claro ejemplo de los conflictos políticos que, junto a la ineptitud militar de Santa Anna, ocasionaron la pérdida de territorio nacional ante Estados Unidos en 1847. © Memoria Política de México.

Uno de ellos fue el hecho de que el ejército nacional contaba con armas anticuadas, de la época de las guerras napoleónicas, a inicios del siglo XIX. Los estadounidenses por su parte, usaban un armamento moderno y actualizado. Su artillería, novedosa por su ligereza y por ende sumamente veloz, fue fundamental para vencer a los mexicanos.

Otro factor fue que la economía mexicana estaba tan deteriorada desde la Independencia, que poco se podía hacer para ayudar al ejército de la República. Durante el transcurso de la guerra, había una superioridad numérica de las tropas nacionales frente a las norteamericanas. Pero las pujantes arcas de la Unión Americana proporcionaron un adecuado suministro de recursos a sus ejércitos. Además, la población en expansión de los Estados Unidos le proporcionó interminables refuerzos a las huestes invasoras. Por su parte, nuestro país tenía una densidad poblacional sumamente mermada tras años de guerra y conflictos civiles.

A pesar del valor del ejército mexicano, esto no basto para derrotar la superioridad táctica y armamentística de Estados Unidos. Las veleidades políticas impidieron que las tropas nacionales pudieran tener mejores condiciones de lucha. © Charles McBarron.

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autor Poeta y ensayista. Historiador de formación. México es sus misterios.
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