Café La Habana, el lugar favorito de los bohemios e intelectuales
El Café La Habana tiene un dulce aroma a rebeldía y creación. Te contamos la historia de este lugar único en la Ciudad de México.
El Café La Habana abrió sus puertas en 1952, y desde entonces en esta esquina que forman las calles de Morelos y Bucareli en la Colonia Juárez de la Ciudad de México, se escuchan los ecos de las conjuras y maquinaciones, de la rebeldía y la creación, y todavía, el café cubano acompañado con una concha de nata es el mejor de la ciudad.
Acontecimientos históricos del Café La Habana
Y es que en el Café La Habana se planeó el asalto al Cuartel Moncada que marcó el inicio de la Revolución Cubana (con el Che Guevara y Castro como protagonistas), y también surgió el movimiento infrarrealista en la poesía mexicana, y se escribieron muchas páginas de Cien años de soledad, y fue, de algún modo, el “cuartel general” de los republicanos españoles exiliados, y muchos, pero muchos acontecimientos más, que abonaron de cierta manera al devenir del siglo XX.
Se puede decir que nuestro café La Habana es algo así como el “Chat noir” de París, o “Els 4 Gats” de Barcelona; es decir, el lugar predilecto de reunión de disidentes, revolucionarios, iconoclastas, humanistas, intelectuales y artistas que reinventaban el mundo, que cuestionaban el status quo, donde se fraguaban los movimientos políticos, sociales y artísticos del futuro.
Visitantes famosos del Café La Habana
Entre los tonos sepia, el mobiliario antiguo, y las enormes fotografías de época de La Habana que cuelgan de las paredes del café, uno puede imaginarse perfectamente a los personajes ilustres que aquí reflexionaron y discurrieron sobre el devenir de sus vidas, de su creación, y de sus naciones. Aquí algunos ejemplos para que eches a volar tu imaginación al ser testigo de las siguientes escenas:
- Fidel Castro en la barra discutiendo con el Che Guevara sobre los detalles del asalto al Cuartel Moncada
- Gabriel García Marqués, cerca del reloj antiguo que se levanta arriba de la barra, terminando sus Cien años de soledad
- El chileno Roberto Bolaño y sus colegas mexicanos Mario Santiago Papasquiaro y José Vicente Anaya en la mesa del rincón fundando el movimiento poético del infrarealismo; es decir, dinamitando la cultura oficial, al margen de los convencionalismos sociales
- Octavio Paz terminando su Libertad bajo palabra
- Renato Leduc elucubrando con sus sonetos y acompañado de su esposa la pintora Leonora Carrington,
- Elena Poniatowska con sus colegas periodistas en su trinchera, siempre bien parapetados, y por supuesto, comprometidos con su tiempo.
Recomendaciones del Café La Habana
Y claro que el Café La Habana desde entonces y hasta nuestros días conserva incólumes sus excelentes cafés y sus platillos tradicionales, incluso algunos meseros llevan aquí más de cincuenta años, y en sus alforjas guardan ricas historias del café, de esas que se comparten en la barra, cuando hay poco clientes y el tiempo es de uno.
A La Habana se puede venir a tomar una copa con los amigos, en la barra de preferencia, y los mojitos y margaritas tienen mucho que decir; o a tomar un buen café, y la selección es por supuesto sibarita, el café americano, el expresso, el capuchino, el cubano, el gourmet o el lechero son estupendos, y acompañados de la famosa concha de nata no tienen parangón.
Ahora que si se viene a desayunar, las enchiladas verdes y los huevos rancheros son una magnífica elección, y a mediodía, las pastas italianas, el queso fundido, los frijoles de la olla, las tortas, las hamburguesas, y el pastel de la casa son espectaculares. Los domingos pozoleros son toda una tradición, y por algo ese día el café está repleto de comensales que aprovechan el 2×1.
En fin, si de lo que tienes ganas es de un buen café en un entorno nostálgico y retro, escápate al Café La Habana y revive estas memorias de los tiempos en que el mundo se construía alrededor de una taza de café, muy lejos todavía de los teléfonos inteligentes y toda la parafernalia tecnológica de hoy, de cuando todavía era importante verse para entenderse, conchabarse, maquinar, aliarse…
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