El niño que habló a los cuatro días de nacido, una historia de 1813
"No des tan recio a la cuna porque me duele la cabeza", fueron las palabras de quien la historia nombraría como 'El niño viejo de Durango' un pequeño que habló a los cuatro días de nacido.
Una de las historias más raras que circulan en Durango es la del niño viejo, se trata de un infante que desde los cuatro días de nacido hablaba e incluso discernía como si de un adulto se tratara.
Corría el año de 1813 cuando en el poblado de Santiago Papasquiaro, una niña pegó un tremendo grito cuando escuchó a su hermano recién nacido pronunciar palabras hiladas y claras.
«No des tan recio a la cuna»
“No des tan recio a la cuna porque me duele la cabeza”, dijo el niño de cuatro días de nacido a su hermana como de siete años que lo cuidaba, haciendo que ésta se asustara pidiendo ella el auxilio de su madre.
Cuando la mamá de ambos llegó a la habitación con la idea de derribar el miedo infundado de su pequeña, ella meció la cuna escuchando la misma petición por parte del bebé: “No des tan recio a la cuna porque me duele la cabeza”.
El cura que fue a ver al niño viejo
La mujer no estaba preparada para tal impresión, fue corriendo por el cura para que le ayudara a comprender el insular comportamiento de su recién nacido, pero el religioso también se asustó cuando lo escuchó pronunciar “señor cura me duele la cabeza, no mezca la cuna, ni tampoco que la mezca el alcalde ni nadie”.
Todos los gobernantes de Santiago Papasquiaro se enteraron del hecho, el alcalde y el juez de la región acudieron a la casa donde estaban ocurriendo estos hechos inusuales, sacaron al niño de su lecho para comprobar su verdadera edad o descubrir cualquier truco debajo de sus ropas, pero no encontraron nada.
Determinaron degollarlo
Frente al niño, a quien consideraron un ser maligno, determinaron degollarlo para que por su conducto no ocurriera alguna desgracia en Santiago Papasquiaro, a lo que el aludido contestó: “degollaron al cura Hidalgo que era más inocente que yo, y no será mucho que conmigo hagan lo mismo”, tras esas palabras todos quedaron aún más asustados de lo que estaban.
Después de esto alcalde y juez hicieron saber del caso al gobernador de Durango, quedando esto en un expediente que firmaron unos individuos de nombres José Antonio Berúmen y José del Clemente Díaz, de acuerdo con el cronista finado Everardo Gamiz Olivas.
Sin embargo la historia se perdió en el tiempo, aunque se cree que el niño habló de algunos pasajes más de la lucha de Independencia de México creyendo que se trataba de un alma reencarnada, pero también se dice que tras un rato fue asesinado por mandato de las autoridades.
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