Enterrar el «ombligo» de los bebés y otros ritos para el cordón umbilical
En distintas regiones y culturas de México el ombligo es carne del hijo y elemento frágil de la primera etapa de la vida, por tanto no debe tratarse como cualquier cosa.
¿Te has preguntado en dónde quedó tu “ombligo”? Nos referimos al pedacito de cordón umbilical que se desprendió de tu cuerpo al poco tiempo de haber nacido, al cual acostumbramos llamar en México así, “ombligo”.
Quizá esté guardado en un frasco dentro de un armario de la casa de tus padres, tal vez se ubique seco y aplanado dentro del álbum de recuerdos familiares, quizá lo enterraron en el patio de la casa en la que llegaste al mundo o, sin más, yazca extraviado en algún punto del país.
La importancia
Esta pregunta nos da la oportunidad de explorar un poco las costumbres en México respecto al “ombligo”, porque aunque cada vez menos, este pedazo de tejido es importante dado, según la tradición, se le considera carne del hijo, por lo cual no debe tirarse.
También, de acuerdo con el libro Acciones rituales del nacimiento y sus implicaciones simbólicas, editado por el INAH, el ombligo es uno de los elementos de la frágil y delicada primera etapa de la vida, la cual requiere de ritos para la integración del recién nacido al mundo de los hombres, así como una petición a las divinidades para que intercedan por su fortuna.
Ritos para el ombligo en algunos estados mexicanos
En algunas regiones de Puebla, especialmente en Cholula, el “ombligo” es enterrado en diversos puntos, según el propietario sea niño o niña. En el caso de las niñas el ombligo debe ser sepultado en el tlecuil o fogón de la cocina de la casa, mientras que si proviene de un varón, se sepultará en el campo de cultivo de la familia.
Las razones de esta práctica parecen obvias, provocar que con esta acción una fuerza divina haga que cuando crezcan, ellas sean buenas amas de casa y ellos buenos generadores del sustento familiar.
El ombligo en las culturas maya, huichol y totonaca
Por su parte los mayas, desde los antiguos hasta los actuales, tiene por tradición enterrar el ombligo al pie de las raíces de un árbol, esto con la intención de que cuando el bebé se convierta en adulto sienta arraigo por su pueblo natal “y no tenga la manía de andar buscando (estabilidad)” en otros lados.
En tanto que los huicholes, concretamente los de Tuxpan, Jalisco, tienen por costumbre enterrar el ombligo bajo un árbol secreto, o bien la madre lo guarda para sí en un lugar del que nadie sepa, toda esta discreción es para que nadie lo use para hacerle mal a su hijo.
Mientras que los totonacos, cultura predominante en Veracruz, lo cuelgan en lo alto de un árbol para que cuando el infante llegue a la edad adulta pueda laborar, incluso muy arriba, sin perder el equilibrio.
Si te es posible cuéntanos cómo disponen en tu familia de los ombligos de los recién nacidos.