Perritos colimotes, la estatua en honor a una artesanía ancestral
¿Sabías que existe una versión monumental de los perritos colimotes? Te contamos sobre esta artesanía inspirada en el extinto tlalchihi.
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Los pueblos prehispánicos de México se tomaban muy en serio la idea de que el perro es el mejor amigo del ser humano. Por ello, los canes oriundos de México formaban parte de los diversos rituales y también son protagonistas en el arte precolombino. Ejemplo de esto último son los perritos colimotes o tlalchichis, encontrados en principalmente en las tumbas de Tiro en Colima que datan del 300 al 600 d.C., aunque también se registraron hallazgos en otras regiones del país.
De acuerdo con el INAH, el tlalchichi era una de las cuatro razas oriundas de México y fue descrito por fray Bernardino de Sahagún como “bajuelos, redondillos, son muy buenos de comer”. Asimismo, el investigador Jorge Fernando Zurroza Barrera de la Universidad de Colima afirma que esta raza de perros servían para el sacrificio y con sus restos se realizaban otros elementos rituales; mientras que las figurillas de barro servían como representación de este animal ritual.
Debido a la belleza con la que fueron representados en figuras de barro que acompañaban a los difuntos en su paso al más allá, en el México moderno los perros colimotes o tlalchichis se han convertido en una artesanía muy difundida y valorada. Se trata de figuras de barro rojo que representan a los pequeños perros regordetes y que erróneamente se les confunde con los xolos.
Los perritos colimotes o perros bailarines, un homenaje a los ancestrales tlalchichis de barro y a la raza extinta
Para rendirles homenaje y difundir su importancia cultural como se debe, en la ciudad de Colima, Colima, en 2003 se levantó un monumento de bronce conocida como «los perros bailarines» o «perros colimotes». El objetivo es hacer de estas figurillas, encontradas principalmente en la región de Comala, un patrimonio vivo de dicho estado.
El monumento a los perro colimotes se encuentra en una glorieta en el cruce del Tercer Anillo Periférico y Av. Enrique Corona Morfín, ambas vialidades de la Colima. Son una réplica de la pieza prehispánica que está el Museo de las Culturas de Occidente María Ahumada de Gómez, pesan cerca de dos toneladas y miden 3 metros de alto
El trabajo de diseño de la versión monumental estuvo bajo la supervisión del alfarero Guillermo Ríos, quien ha trabajado como restaurador de diversas piezas arqueológicas. Contrario a lo que se suele pensar, no se trata de dos perros bailando, sino de un perro viejo y arrugado transmitiendo la sabiduría a un perro joven y liso. Sin embargo, muchos interpretan una lucha o el juego de dos perros.
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