Hotel Mirador en las Barrancas del Cobre
El Hotel Mirador te brinda una vista espectacular de las Barrancas del Cobre: pasar una noche aquí es casi un sueño.
Si vas a viajar a las Barrancas del Cobre, el viaje completo incluye que te hospedes en un hotel que esté ahí mismo al menos una noche y uno de los lugares más extraordinarios para quedarte es el Hotel Mirador Barrancas del Cobre.
Las primeras luces del día van pintando de dorado las laderas de las Barrancas del Cobre y despertar con esos ligeros reflejos entrando a tu habitación, sintiendo como empieza a elevarse la temperatura del día, es una invitación para abrir el balcón y disfrutar de la vista.
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Valió la pena reservar una noche en el Hotel Mirador Barrancas del Cobre porque el espectáculo es único: el sol se va asomando entre nubes, algo de neblina y las inigualables barrancas.
Una tarde entre Rarámuri
Llegamos al hotel la tarde anterior y desde que bajamos del auto no dejábamos de sorprendernos.
En la entrada, un grupo de tarahumaras de una comunidad que vive en el fondo de la barranca vendían artesanías de madera, bordados y cestería, entre otras curiosidades.
La recepción del hotel es todo lo que esperas de un sitio en la montaña. Hay una gran chimenea de piedra rodeada de sillones en donde puedes acercarte a contemplar el fuego, leer un libro o simplemente pedir una copa de vino de su bar y contemplar la vista.
Lo primero que todo viajero que llega hasta aquí quiere hacer es salir a su terraza con vista de 180 grados a las Barrancas, ya que este es el sitio perfecto para tomarte una foto, ver volar colibríes que llegan hasta sus bebederos o esperar la noche para contemplar la luna y las estrellas.
Del otro lado está el restaurante, el cual también tiene una gran vista; sea lo que sea que pidas, te recomendamos probar su pan hecho en casa acompañado de aceite de oliva o mantequilla: es una delicia.
Toma un recorrido
Para aprovechar la tarde, el Hotel Mirador te ofrece distintos paseos. Entre las opciones puedes escoger entre ir a ver miradores, andar a caballo o practicar senderismo por las barrancas para conocer una comunidad tarahumara.
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Yo elegí el senderismo. El recorrido va dirigido por un rarámuri quien con su traje típico nos mostró distintos rincones de la montaña y algunos miradores que me dejaron ver la majestuosidad de este lugar.
El camino está lleno de bellotas que caen de los pinos y que cubre los senderos por los que bajamos hacia la comunidad tarahumara.
Al fondo de la barranca viven cerca de 200 personas en cuevas o en casas dispersas entre sus sembradíos.
Pudimos ver cómo viven, realizan sus artesanías, cómo cuidan a sus animales y sus sembradíos, pero lo que más nos sorprendió fue la dulzura y sonrisas de sus niños que ayudan a la venta de productos y en las labores del hogar.
Empezaba a caer la noche y regresamos al hotel para ver una danza tradicional tarahumara acompañada de la música de violín, que es lo que más suena en la comunidad.
Hora de cenar
Mientras esperamos la hora de cenar, nos reunimos en el bar para pedir unas margaritas y palomitas, ya con copa en mano nos sentamos en el mirador bajo la luz de la luna y las estrellas. Entre más oscurece más puedes contar astros brillantes.
La cena llega poco después de las 8 y es momento de reunirnos en las mesas para platicar del día y de los planes que haremos al amanecer.
Algunos viajeros irán a visitar miradores en las barrancas, otros al parque aventuras y otros irán al pueblo de Creel para conocer su lago y los detalles del pueblo mágico.
La cena siempre está bien servida y nuevamente cuenta con tres tiempos, los postres son una delicia. Terminamos feliz nuestro día y es momento de ir a disfrutar de nuestras habitaciones.
Pasa la noche y entonces, amanece. Los rayos entran por la ventana y la sorpresa de amanecer en las barrancas sorprende a nuestros ojos.
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