Las «Suertes» de la fiesta Charra
La fiesta charra se inicia con el desfile general de los charros y de las Adelitas quienes recorren en sus corceles el ruedo y rinden honores a la bandera. Enseguida se suceden conforme al orden establecido las diferentes suertes.
LA CALA DE CABALLO
Dicha suerte tiene como fin demostrar el público, entre otras cosas, la buena rienda y mejor educación del animal, que incluye brío, andadura, galope, carrera y mansedumbre. Después de comprobar que no lleva ningún aditamento que pudiera lastimar al caballo, el charro lleva a éste al partidero. Una vez ahí y a una señal, lo hace arrancar a todo galope para detenerlo bruscamente a media plaza. Al pararse, el caballo se apoya en los cuartos traseros, dejando en el piso la huella de sus patas, a lo que se llama rayar o meter las patas. Inmediatamente sigue la demostración llamada dar los lados, que consiste en hacerlo dar tres o más lados hacia un sentido y luego hacia el contrario. Después de que el caballo ha dado los lados, se le hace cejar en línea recta hacia el partidero; esto es, se le hace caminar para atrás con naturalidad, con sólo templarle la rienda. Una vez terminada su ceja, regresará al centro del cuadro a saludar al estilo charro.
PIALAR
Significa lazar al animal únicamente de las patas traseras. En esta suerte no se busca derribarlo, sino disminuir su velocidad hasta detenerlo completamente. En campeonatos oficiales habrá un pialador por cada equipo, mientras que en competencias amistosas se recomienda que sean tres por cada equipo. Cada pialador tendrá derecho a tirar tres veces y cambiar su colocación en el lienzo para tener las mismas oportunidades. Si al estarse realizando la suerte se llega a reventar la reata, el pial no cuenta, pero si el pialador suelta la reata porque la yegua se la quita, éste es descalificado, excepto cuando la yegua entra al devolvedero. Los Piales son en realidad una de las más difíciles entre todas las suertes que realizan los charros. La forma en que los competidores tiran sus piales es muy variada y de la habilidad de éste depende la puntuación. Como el propósito de esta suerte es lazar exclusivamente las patas de la yegua, únicamente califican aquellos piales en los que sólo entran las patas en la lazada.
EL COLEADERO
Es una de las suertes más espectaculares; es valiente, rápida, impetuosa y no exenta de peligro. Esta actividad surgió casi accidentalmente, pues a menudo las haciendas aumentaban su ganado mayor, por lo que no bastaba con los cuidados de los vaqueros. Se cuenta que en una ocasión, cuando se separó un toro de la manada, un vaquero, enfadado corrió tras de él en su cabalgadura cogiéndolo de la cola y jalándolo hasta que el bovino perdió el equilibrio. Se cayó y levantándose sumiso regresó a su punta. Los vaqueros que presenciaron la escena se divirtieron, así nació la suerte del Coleadero. Dentro de la charrería organizada, el equipo de coleadores será de tres o de cinco, dependiendo del tipo de competencia. Cada coleador tendrá tres oportunidades. Se otorgará mayor puntuación a todas las caídas que se efectúen en menor terreno y se anularán todas las que se realicen fuera del mismo.
El coleador espera su turno junto al contralienzo. En el preciso momento de recibir al toro saludará tocándose el ala del sombrero con el dorso de la mano derecha. Simultáneamente arrancará su caballo con el fin de no dejarse ganar la carrera por el novillo, y a toda velocidad dará unas palmadas en el lomo del animal. Es decir, tiene la obligación de pachonearle el lomo. A toda carrera y paralelamente al toro, el charro se agacha para agarrarle la cola y llevarla aproximadamente a la altura de la rodilla; en esa posición, debe pasar la pierna, con todo y estribo, por encima de la cola del novillo enredándola firmemente en la espinilla e, imprimiendo mayor velocidad a la carrera, jalará fuertemente para derribar así al animal.
JINETEADA DE TORO
Esta consiste en montar un novillo y permanecer en el lomo del animal hasta que haya dejado de reparar. Actualmente para esta suerte se utiliza el llamado cajón, que se localiza en la unión del lienzo y del ruedo, en donde se encierra al toro y se le pone el pretal. Una vez fuera, el novillo empieza a reparar; el toro hace cuanto le es posible por tirar al charro que lleva sobre su lomo y éste, a su vez, todo por permanecer montado. Esta espectacular suerte termina cuando el animal deja de reparar y el charro se apea.
TERNA
Como su nombre lo indica, los participantes de esta suerte siempre serán tres charros. La terna está estrechamente unida a la jineteada de toros y deberá efectuarse en ocho minutos, que empiezan a contar desde el momento en que sale el toro del cajón con el jinete. El tiempo empieza a correr y termina cuando se limpia (se le quitan las lazadas). Una vez que el jinete se ha apeado del toro, los tres charros a caballo comienzan a lucir sus habilidades de lazadores. Primero se busca lazar la cabeza. Una vez que se ha lazado al toro por la cabeza o por los cuernos se intenta, también por turnos, tirar el pial. Es decir, sujetar al toro de las patas con la reata para finalmente derribarlo.
JINETEO DE YEGUAS
Al igual que en el Jineteo de toros, el jinete debe permanecer en el lomo de una yegua cerril hasta que deje de reparar. El charro cuenta con cuatro minutos para apretalar la yegua y salir del cajón. Se sancionará también al jinete que aproveche la proximidad de la barrera para apoyarse o al apearse utilice cualquier otro auxilio. En cambio, se considerará muy elegante bajarse sujetando la oreja de la yegua y con el pretal en la mano.
MANGANAS
La Mangana consiste en lazar únicamente las manos del animal cuando éste pasa a toda velocidad o está parado. Se pueden tirar manganas hacia adelante y hacia atrás, a la derecha o por la izquierda. Estas suertes se realizan en equipo, el manganeador es auxiliado por tres arreadores. El charro tiene tres oportunidades para tirar manganas siempre diferentes. Se considera mangana sólo cuando la yegua no mete las patas o primero una mano y después otra. El tiempo para la ejecución de las tres manganas es de ocho minutos a partir de que el juez autorice el inicio. El lazador se colocará en el lugar del ruedo que mejor le parezca, a una distancia mínima de cuatro metros de la barrera, y los arreadores se encargarán de lograr que la yegua que se va a lazar pase entre la barrera y el manganeador. Si la yegua no pasa en esas condiciones y con la suficiente velocidad, no contará la oportunidad, siempre y cuando el lazador no remate su mangana (tirar a lazar). En cambio, la oportunidad cuenta si al estar floreando la reata para ejecutar su suerte la perdiera por cualquier causa, pase o no la yegua por el lugar conveniente. Se considera mangana consumada cuando al caer la yegua lazada y estirada, rinda costillar y paleta.
EL PASO DE LA MUERTE
Es probablemente una de las suertes más peligrosas de cuantas se ejecutan en la charrería. Consiste en que el jinete, montado en pelo un caballo domado y educado, corre paralelamente a una yegua bruta que salida del cajón y, emparejándose con ella, se pasa del caballo en que va montado a la yegua. El jinete debe sostenerse únicamente de las crines, tanto de su caballo, como de la yegua a la que ha de pasar. El charro que ejecutará esta faena será auxiliado por tres ayudantes, quienes se encargarán de hacer correr a la yegua alrededor del ruedo. El jinete dispondrá de tres oportunidades para realizar esta suerte. Su primera oportunidad será a puerta de cajón, ayudado por sus arreadores. En el segundo y tercer intento, los arreadores le pasarán la yegua en el lugar en que él espera. Como la yegua no está acostumbrada a llevar jinete alguno en su lomo, al momento de ser montada repara, se levanta sobre las patas, brinca y repara, tratando siempre de librarse del pasador, pero éste a su vez tratará de permanecer montado, bien sujeto de las crines hasta haber calmado al animal.
LA ESCARAMUZA
En 1953 nace, en el Rancho del Charro de la Ciudad de México, la Escaramuza «un ballet ecuestre» donde las damas jinetes, ataviadas con traje de Adelita, demuestran su dominio sobre la cabalgadura realizando diversas y bellas maniobras. La escaramuza ha cobrado gran popularidad y constituye una hermosa representación que enriquece el espectáculo con gran colorido. Actualmente ya es competencia, y son 300 grupos que tratan de colocarse en los eventos nacionales.
La fiesta charra cierra con broche de oro cuando el charro y la China Poblana ejecutan el Jarabe Tapatío. No obstante el alarde de habilidad y valor, el derroche de colorido y el entorno de alegría que caracterizan a la fiesta charra, recordemos que la charrería más que un espectáculo es una actitud, un modo de ser que ha trascendido tiempos y espacios y que nos reconcilia con los más auténticos aspectos de lo mexicano.