5 Leyendas de Día de Muertos para niños que se duermen tarde
Conoce la verdad detrás de estas 5 leyendas de Día de Muertos para niños.
Te contamos 5 leyendas de Día de Muertos para niños y niñas valientes. ¿A qué le ladran los perros de madrugada? Descúbrelo si te atreves.
Estas 5 leyendas de Día de Muertos son para niños y niñas que no le temen a la oscuridad, ni al Uay peek, ni a otros tantos entes.
¿No los conoces? Son criaturas míticas y apariciones mexicanas cuyas historias datan de una época antigua, mucho antes de la llegada de los españoles.
La gente cuenta que en época de finados, estos espectros cobran fuerza y debemos tener cuidado de no encontrarlos… a no ser que ellos nos encuentren primero.
Apaga las luces, sirve el chocolate con pan de muerto y disfruta de estas 5 leyendas de Día de Muertos para niños.
La leyenda de la carroza negra
Esta leyenda de Día de Muertos es originaria de Oaxaca de Juárez, cuyas calles juegan un papel muy importante en la historia.
Se cuenta que cuando la luz eléctrica todavía no existía en Oaxaca, se hizo popular el rumor de una presencia extraña que acechaba la misma ruta a la misma hora todas las noches.
Existen registros de personas que dieron la dirección exacta: a lo largo del Callejón de la Soledad, cerca del convento de las Capuchinas, por la Iglesia de la Soledad y San José.
Comenzó el rumor entre los vecinos que muy tarde por la noche, se escuchaban correr caballos y el inconfundible chirriar de enormes ruedas de madera atravesando el largo camino de piedra.
Los más escépticos cambiaron de opinión al escuchar el testimonio de las monjas, que desde la seguridad de los muros del convento, habían visto una enorme carroza negra jalada por seis caballos blancos, con la muerte como chofer.
Una monja que no creía en la carroza
Sor Griselda, la monja más vieja del convento, regañaba a las más jóvenes por avivar estos “cuentos” entre los vecinos del rumbo.
“Seguro son los trabajadores del panteón que aprovechan la tranquilidad de la noche para enterrar a vagabundos, viejos abandonados y pecadores malaventurados”, decía la vieja monja.
Una noche, la carroza se escuchaba venir a lo lejos, por lo que monjas que cumplían su penitencia se ocultaron en los cuartos.
Sor Griselda en cambio, ordenó que abrieran las puertas del convento para demostrar de una buena vez que no había nada que temer.
Al salir escuchó el trote de los caballos pasar frente a ella a toda velocidad y, sin embargo, no pudo ver nada, pero al voltear, tenía la mitad de la cara paralizada.
A los tres días la encontraron en las puertas del panteón, muerta y con el cuerpo destrozado… como si la hubieran arrastrado por un largo camino empedrado.
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La leyenda de la flor de cempasúchil
Esta leyenda de Día de Muertos para niños cuenta la historia de origen de la flor de cempasúchil, que cada año decora los altares y guía a los difuntos a su ofrenda.
Cuenta la leyenda que hace mucho tiempo, cuando los dioses vivían cerca de los humanos, nacieron el mismo día dos niños: Xochitl y Huitzilin.
Ambos compartieron infancia, crecieron juntos y al hacerse adultos, se enamoraron perdidamente. Tanto se amaban que un día, subieron a una colina para estar más cerca del dios del sol y pedirle su bendición.
Tonatiuh, el dios sol, al verlos tan profundamente enamorados y felices, les dio su bendición y aprobó su matrimonio.
La guerra se llevó a Huitzilin
Pero su felicidad duró muy poco, pues Huitzilin fue llamado a la guerra y se separó de Xochitl, jurando que aunque muera, regresaría a ella de alguna forma.
Después de un largo tiempo, Xochitl se enteró que su amado había muerto. Desesperada, pidió a Tonatiuh que le permitiera unirse a él en la eternidad.
El dios al verla tan afligida, la convirtió en una hermosa flor con un bello y tierno botón que permaneció cerrado por mucho tiempo.
Un buen día, un colibrí se acercó a ella atraído por su dulce aroma y se posó sobre sus hojas. La flor se abrió y mostró un bello color dorado, radiante como el mismo sol.
Era la flor de cempasúchil, que reconoció el alma de su amado Huitzilin convertido en colibrí solo para poder visitarla.
Esta leyenda de Día de Muertos termina diciendo que mientras exista flor de cempasúchil y colibríes en el campo, el amor de Xochitl y Huitzilin vivirá para siempre.
La leyenda del Uay peek
Esta leyenda de Día de Muertos para niños tiene su origen en Yucatán; sin embargo, se sabe de la presencia de estos seres en todo el territorio mexicano.
La palabra “uay” significa “hechicero” en maya.
Esta es la leyenda de don Juan Moo, un hechicero de magia blanca respetado y querido por todo Ticul, su pueblo en Yucatán.
Don Juan era conocido incluso en Campeche y Quintana Roo por sus grandes poderes. Se dedicaba a curar a la gente y cuidar de la naturaleza.
Sin embargo, el párroco de la iglesia y hasta la policía del municipio decían que practicaba la magia negra, pues era bien sabido por el pueblo que podía cambiar de forma a voluntad, convirtiéndose en una criatura enorme y negra muy parecida a un perro, con enormes garras y espeluznante aullido.
“Es él, el uay pek que mató a mis gallinas y asustó a mi ganado” – eran las palabras de varios granjeros de poblados cercanos, que decían haber visto a la criatura en sus ranchos.
Dieron cacería al monstruo
Hartos de los rumores, mandaron llamar al coronel Vicente Almazán Guardiola y a sus hombres, quienes esperaron al hechicero en su guarida al caer la noche.
Era una pequeña choza hecha de barro y paja. El sereno levantó una densa neblina alrededor de los soldados escondidos justo enfrente de la casa.
El sonido de las hojas del techo alcanzó los oídos de los hombres y pudieron ver entre la niebla una figura negra que se asomaba lentamente.
Al verlo, el valiente coronel y sus hombres abrieron fuego.
El enorme animal gruñó intensamente y corrió en 2 patas hacía ellos. Dio 3 saltos con sus largas piernas y desapareció en el monte detrás de los soldados. Al día siguiente, los soldados le contaron lo sucedido al pueblo y nadie volvió a ver a don Juan Moo.
Conoce las versiones originales de 3 leyendas de Día de Muertos para contar a la luz de las velas aquí.
En 2004 se escucharon nuevos rumores de la presencia de un uay pek en Yucatán a la que llamaron “la mujer loba”.
La cacería comenzó y la noticia llegó a nivel internacional con medios de todos lados reportando desde el Mayab.
Los avistamientos cesaron y cuatro meses después se dio a conocer que la famosa mujer loba era una hechicera de Campeche llamada Josefina Alcocer, quién había relatado a amigos y parientes su travesía por Yucatán.
¿Te atreverías a visitar al nahual de Xochimilco? Conoce todos los detalles aquí.
La leyenda de la Pascualita o del maniquí que cobra vida
Esta leyenda tiene su origen en el estado de Chihuahua. Comenzó el 25 de marzo de 1930, Día de la Encarnación, con la llegada del maniquí La Pascualita. La tienda de ropa llamada La Popular fue la encargada de mandar a traer a La Pascualita.
Sin embargo, La Pascualita no era cualquier maniquí. Estaba hecho con tanto detalle y cuidado que incluso las yemas de los dedos parecían tener huellas dactilares.
A simple vista, daba la impresión de que el maniquí era una mujer de carne y hueso; dando origen a varias leyendas.
Una de las leyendas cuenta que varios hombres han quedado profundamente enamorados de La Pascualita a tal grado de volverse locos.
Por otro lado, hay quienes aseguran que aquel maniquí de elegancia incomparable era la mismísima hija de la dueña de La Popular.
Sin embargo, la bella joven perdió la vida después de ser picada por un alacrán. Al no soportar la pérdida de su hija, la madre decidió disecar el cuerpo de su hija para poder verla siempre.
Y aunque aquella descabellada teoría no se ha confirmado ni desmentido, La Pascualita se ha convertido en uno de los grandes atractivos turísticos de Chihuahua. ¿La has visitado?
La Llorona, una de las leyendas de Día de Muertos para niños más conocida
Esta es una de las leyendas de Día de Muertos más famosas de México y se dice que surgió en la época colonial.
La leyenda cuenta que antes de convertirse en espectro, la Llorona era una mujer muy bella. Sin embargo, la tragedia llegó a su vida cuando se enamoró perdidamente de un hombre.
Juntos procrearon a dos hijos y se juraron amor eterno. No obstante, pasado algún tiempo, aquel hombre la abandonó.
La mujer quedó tan devastada que se volvió loca. En un arranque de ira llevó a sus hijos a la orilla de un río y los ahogó.
Cuando la mujer volvió en sí y se dio cuenta de lo que había hecho, decidió ahogarse también.
Sin embargo, su pena fue tanta que su espíritu continúa lamentándose hasta nuestros días por la pérdida de sus pequeños.
Por eso, muchos mexicanos aseguran haber escuchado aquella frase tan icónica y desgarradora de «Ay, mis hijos«. ¿Y tú, has escuchado alguna vez a la Llorona? O peor aún, ¿la has visto?
Si te gustaron estas historias, puedes consultar otras en Leyendas mexicanas, descubre la tradición narrativa y oral de un pueblo milenario
Estas leyendas de Día de Muertos para niños son historias que se han quedado en el folclor mexicano y que no deben perderse, pues son parte de la tradición oral de nuestro pueblo.
Sin embargo, hay gente que al día de hoy juran que estuvieron en presencia de estos seres y apariciones. Lo único cierto es que toda leyenda tiene algo de real en su origen. Pero tú ¿qué piensas?