Los suéteres de Chiconcuac y Gualupita, un tejido que jamás pasará de moda
¡Rescatemos la ropa mexicana! Los suéteres y gabanes de lana de Chiconcuac y Gualupita se encuentran en riesgo de desaparecer. Te contamos sobre ellos.
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La globalización ha traído consigo grandes beneficios, como la cercanía con culturas que anteriormente nos parecían ajenas. Asimismo, ha hecho que algunas de nuestras expresiones artísticas y espirituales sean mostradas al mundo como parte de nuestra identidad. Sin embargo, también algunas tradiciones, costumbres y producciones se han visto mermadas, disminuyendo su influencia y presencia en nuestro país. Éste es el caso de los tejidos de Chiconcuac y Gualupita, un trabajo artesanal que sigue vigente en la memoria y mercado mexicanos, pero que lamentablemente ha ido perdiendo su presencia.
Chiconcuac se encuentra ubicado en el Estado de México. Su tradición textil data de tiempos inmemoriales, ya que desde la época prehispánica en esta región se hacían tapetes y mantas de buena calidad. Tras la llegada de los españoles, fray Pedro de Gante se encargó de difundir la técnicas occidentales entre los pobladores, aprovechando su sensibilidad para insertar el trabajo de la lana. Así, los pobladores comenzaron a producir con telares y agujas.
En Chiconcuac se hacía todo el proceso, desde la cría del borrego, hasta la comercialización. Actualmente se contabilizan sólo cien artesanos en este municipio, según el primer censo hecho en 2016. Cabe destacar, que de entre los artesanos certificados, sólo un 70% sigue tejiendo.
Los suéteres de Chiconcuac ya no son negocio
La mayor parte de la población ha dejado de trabajar la lana debido a que dejó de ser una fuente de ingresos económicos. Un tapete bordado puede oscilar desde los mil hasta los 7 mil pesos. Como toda producción artística, la complejidad del trabajo es proporcional a su valor. Pese a su alta calidad, la lana tejida de esta región mexiquense se encuentra devaluada. Por ello, la mayoría de los habitantes han girado sus negocios a la comercialización de ropa producida en maquilas.
Como consecuencia, los tejidos de lana se encuentran en un riesgo inminente, ya que la población artesana envejece y las nuevas generaciones miran con desinterés aprender las técnicas. Asimismo, Chiconcuac no cuenta con las voces suficientes para lograr la difusión de las prendas que ahí se realizan, quedando en el olvido.
Los sarapes y suéteres de Chiconcuac pueden ser lisos o poseer figuras como animales o grecas, básicamente se puede hacer cualquier imagen. El proceso de manufactura inicia con el trasquilado y lavado de lana. Posteriormente la lana se hila en la rueca y se tiñe en caso de ser necesario.El tejido de un gabán puede ir de los 10 a los 30 días, hay que tomar en cuenta la dificultad de las figuras.
Junto con los de Gualupita, los trabajos de Chiconcuac son únicos y de una calidad excepcional. En el pasado, una prenda podía heredarse a una segunda generación y la producción tenía una alta demanda. Hoy la mayor parte de la población mexicana se decanta por los suéteres hechos y comercializados por las transnacionales.
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