Maní, uno de los lugares más hermosos de Yucatán
Maní es uno de los pueblos del sureste más hermosos y que resguardan grandes cuentos y leyendas. Te contamos sobre este enigmático lugar en Yucatán.
Olvídate de la rutina y escápate:
George de la Selva, balneario y cenote cerca de Mérida
Maní en Yucatán fue la primera comunidad maya a la que llegaron los misioneros franciscanos para edificar el complejo conventual dedicado a San Miguel Arcángel, el cual aún está en pie y data de 1549. El templo, erigido bajo la dirección de fray Juan de Mérida, se terminó en tan sólo siete meses, con la ayuda de las manos de seis mil indígenas. Ya en 1582, el convento asistía espiritualmente a sietes pueblos con una población mayor a los siete mil habitantes. Sin embargo, sólo eran cinco los monjes que habitaban el claustro.
Durante el periodo posclásico mesoamericano, Maní fue la capital política de los mayas tutulxiues. En el siglo XIII la dinastía desplazó su sede hacía Uxmal. Tras la derrota frente a los colonizadores, el Batab Xiu de Maní se alió con los españoles.
Entre las historias más trágicas de Maní, se encuentra la quema de códices mayas a manos de fray Diego de Landa en Auto de Fe. De acuerdo con el clérigo español, los trabajos científicos de los mayas «no contenían nada más que las mentiras del Diablo».
El exconvento de San Miguel Arcángel está compuesto por un huerto y una capilla abierta; un templo con atrio y sus capillas interiores; y la antigua escuela de indios. El interior de la iglesia presenta magníficos retablos. Tras su restauración, en el Altar Mayor se encontró un fresco de San Miguel Arcángel.
En su parte exterior, el templo está diseñado con semejanza a una fortaleza; la decoración de sus muros es austera, lo cual es común en los recintos religiosos de la península. En total, al claustro lo rodean diez capillas, una de las cuales funge como sacristía.
Maní: artesanías y gastronomía
Otra de las razones por la que los turistas cada vez se enamoran y hablan más de Maní son sus bordados tradicionales. El trabajo puede hacerse a máquina o mano, sin embargo, la labor es ardua. Los textiles abarcan huipiles, ropa de cama y mantelería, todas ellas obras de arte cuya técnica y patrones fueron preservados por las mujeres de la región durante más de cinco siglos.
Del mismo modo que en toda la península, Maní tiene una oferta gastronómica que es orgullo de los mexicanos. Entre los platillos que no puedes dejar de probar está el Poc Chuc, el platillo estrella de este bello pueblo.
Maní posee un cenote, lamentablemente, debido a los cambios en las napas el agua se encuentra estancada. Sin embargo, posee una gran importancia religiosa para la población local.
Visita Maní, un pueblo lleno de vitalidad, tradición e historia a tan sólo 100 kilómetros de la ciudad de Mérida.
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