Mictlan: An Ancient Mythical Tale, el videojuego que creó un mexicano en Japón
Ambientado en el inframundo del México prehispánico, el videojuego Mictlan: An Ancient Mythical Tale es idea de un mexicano radicado en Japón.
Los escenarios de Mictlan: An Ancient Mythical Tale son ciudades prehispánicas como las siguientes:
- Tulum
- Calakmul
- Chichén Itzá
- Teotihuacán
- Tenochtitlán
Desarrollado por Meta Studios Creative Agency, con base en Tokio, Japón, esta agencia fue fundada por el mexicano Guillermo Alarcón, quien también es el director creativo.
La aventura
Mictlan, historia de aventura y acción, seguirá la vida de Ik, un joven maya que recorrerá selvas y valles del México prehispánico a través del inframundo, durante el siglo XVI, es decir, durante la Conquista.
Innovaciones que exaltan la cultura mexicana
Dentro de los personajes de la trama estarán deidades aztecas y mayas, como las siguientes:
- Quetzalcóatl (de la vida y sabiduría)
- Tezcatlipoca (de la oscuridad)
- Huitzilopochtli (de la guerra).
Además, el idioma principal será el náhuatl.
La versión beta, de acuerdo con Alarcón, saldrá este año y lanzará una campaña de crowdunding para financiar la creación completa de este proyecto.
Sin embargo, en las cuentas oficiales del videojuego en Facebook e Instagram muestran un poco del trabajo conceptual, renders y animaciones.
En los cuatro meses que lleva el proyecto, ya se están haciendo negociaciones con Yashaswi Karthik, quien trabajó como artista conceptual en Ubisoft, así como Roco Pachucote con la intención de que le dé vida a un personaje y que participe en la banda sonora del videojuego, según la cuenta oficial de Mictlan: An Ancient Mythical Tale en redes sociales.
Mictlantecuhtli y la muerte según los mexicas
Mictlantecuhtli, también conocido como el Señor del Inframundo, era la deidad del pueblo mexica que, junto con Mictecacihuatli, reinaba el Mictlán, es decir, el lugar al que iban las almas cuando las personas morían.
Cabe mencionar que, para los mexicas, contrario a la concepción cristiana, el lugar al que iban los muertos no dependía de su comportamiento en vida sino de la forma en la que fallecían. Por ello, de acuerdo con Mercedes de la Garza, podían ser enviados al Mictlán o “lugar de los muertos”, al Tlalocan o “lugar del dios de la lluvia”, al Tonatiuhihuícac o al Chihihuacuauhco.