Sayula y su arte de crear cuchillos
Desde hace muchos años, en Sayula, se realiza el oficio de hacer cuchillos. La diferencia es que los de aquí han dejado de ser instrumentos de corte para convertirse en auténticas obras de arte.
Al escuchar la palabra Sayula es probable que se venga a la mente el nombre de Juan Rulfo, pues es en este lugar donde, se dice, nació el autor de Pedro Páramo. Sin embargo, el pueblo jalisciense también es célebre porque desde hace muchos años se realiza el oficio de hacer cuchillos. La diferencia es que los de aquí han dejado de ser instrumentos de corte para convertirse en auténticas obras de arte.
José Ojeda Larios nació escuchando martillazos. Don Josecito, como le dicen en su natal Sayula, Jalisco, fue criado en una antigua familia de herreros y el oficio lo aprendió de su tío Salvador a muy corta edad. A los nueve años ya producía y vendía sus primeras dagas.
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Don José hoy tiene 87 años y, a cuestas, un legado que le ha valido ser reconocido como uno de los artesanos cuchilleros más destacados de nuestro país. Hoy las obras de arte de su taller se pueden admirar y adquirir en “Cuchillos Ojeda”.
La quietud del pueblo de Sayula —ubicado a hora y media al sur de Guadalajara— hace difícil que el visitante primerizo imagine que entre sus habitantes se encuentre un linaje de artesanos que han logrado una maestría en la manufactura de cuchillos. Un talento que se equipara a los de talla mundial.
Cuchillos Ojeda se localiza en la calle Daniel Larios, en el centro de Sayula, donde también están las tiendas y talleres de otros artesanos locales. En el taller de los Ojeda se elaboran cuchillos y navajas, pero también espadas, machetes, bastones, cubiertos y hasta estrellas ninjas (shurikens).
Cada una de las piezas, elaboradas de manera concienzuda y cien por ciento artesanal, pasa por un proceso que va desde el corte del acero, hasta el pulimento del mango.
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Experimentación y legado
Rafael y José, hijos de don Josecito, heredaron de su padre el conocimiento para elaborar estos objetos y, a su vez, ellos lo han heredado a sus hijos. Con las nuevas ideas de estas generaciones, el taller se ha convertido en uno de experimentación y, en consecuencia, el cuchillo y la navaja han dejado de ser instrumentos de corte, para convertirse en piezas de arte atesoradas por los coleccionistas. Así, al comenzar un nuevo ejemplar se pone a prueba la creatividad del manufacturero que no hace dos piezas iguales.
La búsqueda de perfección en cada pieza ha derivado en la incorporación de materiales para los mangos tan finos como piedras de jade, turquesa o lapislázuli; o más exóticos tales como alas de perico, marfil, pieles de víbora o rana.
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Pero quizás el más extravagante de todos los materiales sea el fósil de muela de mamut proveniente de Siberia que brinda colores y texturas alucinantes. Los precios de estos ejemplares pueden ir de los nueve mil hasta los quince mil pesos o más, dependiendo de los materiales elegidos y el nivel de complejidad que exijan los diseños.
Grabados especiales
Tal maestría es reforzada con otra: la del artesano grabador Carlos Camarena, quien colabora con el taller de los Ojeda. La fusión de ambos talentos se ve reflejada en la culminación de obras inimitables propias de artistas virtuosos.
La mayoría de las veces, las extraordinarias escenas grabadas en la hoja de metal se realizan a petición del coleccionista y evocan desde paisajes campiranos con caballos, aves y plantas hasta ambientes medievales con dragones y símbolos.
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Pero aquí no solo se realizan navajas de colección. También las piezas de la marca Ojeda ya forman parte de algunas de las mejores cocinas internacionales, porque el catálogo de venta también incorpora juegos básicos de cuchillos para cocina, cuchillos birrieros, taqueros, fileteros, deshuesadores, jamoneros, queseros, hachas de cocina y cubiertos de mesa.
Además, Cuchillos Ojeda, al no encontrar un guarnicionero que cumpliera con sus exigencias de calidad y diseño, decidió también comenzar su propio taller de talabartería. Algunos de los productos realizados por manos artesanas son estuches para chefs, fundas de piel y cinturones con hebilla-navaja.
Coleccionistas
El arte de confeccionar cuchillos, llevado a cabo por esta familia, ha ganado cada vez más seguidores. Por lo que no es raro que hoy reciban llamadas de celebridades, políticos, importantes coleccionistas y extranjeros interesados en adquirir cuchillos o navajas.
A don Josecito, como le dicen sus clientes —algunos venidos desde muy lejos— le gusta conversar acerca de cómo comenzó en esta ocupación cuando aún no había electricidad y cuando la frustración, por estar dando mazazos en lugar de poder ir a la escuela, casi lo hace abandonar el duro oficio.
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No es necesario escucharlo mucho tiempo para darse cuenta de su sabiduría, esa que solo se consigue a base de sufrimiento, ahínco y coraje. Esa que lo ha llevado a guiar a una generación de artesanos que están poniendo los nombres de Sayula y de México muy alto.
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